La cetrería fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, en la reunión celebrada en Nairobi por el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, el 16 de noviembre de 2010. La cetrería entraba así en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, como un patrimonio humano viviente. Todo ello en virtud de lo acordado en la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 17a reunión, celebrada en París del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972. Esta convención fue ratificada por España el 18 de marzo de 1982 (B.O.E., nº 156, 1/VII/1982), adquiriendo así el compromiso de salvaguardar este matrimonio cultural.
La consecución de esta iniciativa fue promovida o iniciada por los Emiratos Árabes Unidos, a la que se adhirieron diez países más: España, Bélgica, la República Checa, Francia, la República de Corea, Mongolia, Marruecos, Qatar, Arabia Saudita y la República Árabe Siria (5.COM 6.45). En futuras reuniones del Comité Intergubernamental en 2012 (7.COM 11.33.), en 2016 (11.COM 10.B.15) y 2021 (16.COM 8.B.14), se adherirían más países, hasta los veinticuatro: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Austria, Bélgica, Croacia, Chequia, Francia, Alemania, Hungría, Irlanda, Italia, Kazajstán, República de Corea, Kirguistán, Mongolia, Marruecos, Países Bajos, Pakistán, Polonia, Portugal, Qatar, Eslovaquia, España y la República Árabe Siria. El primer acuerdo adoptado por el Comité estableció de este arte que: «La cetrería es la actividad tradicional de criar y adiestrar halcones y otras aves rapaces para capturar presas en su estado natural. Originalmente una forma de obtener alimentos, la cetrería hoy se identifica con la camaradería y el compartir más que con la subsistencia. La cetrería se encuentra principalmente a lo largo de rutas y corredores migratorios, y es practicada por personas de todas las edades, hombres y mujeres, aficionados y profesionales. Los halconeros desarrollan una relación fuerte y un vínculo espiritual con sus aves, y se requiere compromiso para criar, entrenar, manejar y volar los halcones. La cetrería se transmite de generación en generación como una tradición cultural a través de una variedad de medios, que incluyen tutoría, aprendizaje dentro de las familias o capacitación formal en clubes. En Mongolia, Marruecos, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, los halconeros llevan a sus hijos al desierto y los entrenan para manejar el ave y construir una relación de confianza con ella. Si bien los halconeros provienen de diferentes orígenes, comparten valores, tradiciones y prácticas comunes, como los métodos de entrenamiento y cuidado de las aves, el equipo utilizado y el vínculo entre el halconero y el ave, que son similares en todo el mundo. La cetrería forma la base de un patrimonio cultural más amplio, que incluye vestimenta, comida, canciones, música, poesía y danza tradicionales, todo lo cual es sostenido por las comunidades y clubes que la practican»
En el último acuerdo del Comité Intergubernamental se estableció lo siguiente: «La cetrería es el arte y la práctica tradicional de entrenar y volar halcones (y, a veces, águilas, halcones, buitres y otras aves rapaces). Se practica desde hace más de 4000 años. La práctica de la cetrería en los períodos tempranos y medievales de la historia está documentada en muchas partes del mundo. Originariamente un medio para obtener alimentos, la cetrería ha adquirido otros valores con el tiempo y se ha integrado a las comunidades como una práctica social, recreativa y como forma de conectarse con la naturaleza. Hoy en día, la cetrería es practicada por personas de todas las edades en muchos países. Como símbolo cultural importante en muchos de esos países, se transmite de generación en generación a través de diversos medios, incluso a través de tutorías, dentro de las familias o en clubes de entrenamiento. La práctica moderna de la cetrería se centra en salvaguardar los halcones, las canteras y los hábitats, así como la práctica misma. Y si bien los halconeros provienen de diferentes orígenes, comparten valores, tradiciones y prácticas universales, incluidos los métodos de cría, entrenamiento y cuidado de las aves, el equipo utilizado y los vínculos entre el halconero y el ave. La comunidad de cetrería incluye entidades de apoyo como hospitales de halcones, centros de cría, agencias de conservación y fabricantes de equipos tradicionales».
El reconocimiento de esta actividad cinegética por el este organismo internacional, la UNESCO, significa un respaldo indiscutible para la cetrería, inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en pleno siglo XXI.
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